Ciberseguridad en alerta: el apagón que hoy sacude a España y Portugal

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Un apagón masivo pone en jaque a la Península Ibérica

Hoy, 28 de abril de 2025, España y Portugal están viviendo un apagón eléctrico de gran magnitud que afecta a millones de personas en toda la región. Desde las 12:30 del mediodía (hora local), se reportan cortes de suministro en amplias zonas, dejando ciudades enteras sin electricidad, afectando las comunicaciones móviles, internet, transportes públicos y semáforos. La situación es crítica en muchos puntos y está generando un gran nivel de caos y preocupación social.

Aunque las autoridades aún investigan las causas, y no hay confirmación oficial de que se trate de un ciberataque, tanto el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) como otras agencias ya han activado protocolos para evaluar un posible origen informático.

Solo el hecho de que se contemple esta hipótesis resalta la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras y la necesidad urgente de reforzar su ciberseguridad.

Infraestructuras críticas: dependientes y vulnerables

Electricidad, agua, comunicaciones, transportes… todos estos servicios básicos dependen de complejas infraestructuras críticas gestionadas por sistemas digitales. Las redes eléctricas modernas, por ejemplo, operan mediante sistemas de control industrial (ICS/SCADA) que regulan en tiempo real la producción y distribución de energía. De forma similar, plantas de agua potable, redes de telecomunicaciones y sistemas de transporte utilizan sensores, controladores y software para automatizar y supervisar sus procesos. Esta transformación digital aporta eficiencia, pero también expone a nuevos riesgos: cualquier vulnerabilidad informática puede convertirse en la puerta de entrada para un ciberataque.

Los incidentes recientes a nivel global demuestran que los ciberataques contra infraestructuras críticas no son ciencia ficción, sino una amenaza real y creciente. Un caso conocido ocurrió en 2015, cuando miles de ciudadanos en Ucrania se quedaron sin luz debido a un ataque coordinado contra compañías eléctricas, atribuido a un grupo de hackers apoyados por un Estado. Ese ataque con malware logró manipular los sistemas de control y provocar apagones locales, mostrando el enorme impacto que puede tener una intrusión digital maliciosa. De hecho, en la última década este tipo de acciones se ha convertido en una de las grandes amenazas para las sociedades modernas, llegando incluso a afectar sectores como el suministro de agua en algunos países. Las infraestructuras críticas son objetivos estratégicos para ciberdelincuentes y actores estatales hostiles, ya sea con fines de extorsión, sabotaje geopolítico o terrorismo.

¿Por qué son tan vulnerables estos sistemas? En muchos casos operan con tecnologías heredadas o configuraciones de seguridad débiles, pensadas para entornos aislados que ya no existen en un mundo interconectado. Además, al estar integrados a redes corporativas y a internet para su gestión remota, aumentan su superficie de exposición. Un atacante que logre acceder a la red de control de una planta eléctrica o de una red de distribución de agua podría alterar sus parámetros de funcionamiento, inutilizar equipos o simplemente apagar sistemas enteros. Las consecuencias van más allá de lo digital: ponen en riesgo la continuidad de servicios esenciales y hasta la integridad física de las personas que dependen de ellos (hospitales sin energía, trenes detenidos, abastecimiento de agua comprometido, etc.). Por ello, proteger estas infraestructuras es una prioridad de seguridad nacional y empresarial.

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El apagón actual: un recordatorio de la urgencia en ciberseguridad

El reciente apagón en España y Portugal, independientemente de su causa final, funciona como alarma temprana sobre lo que podría ocurrir en un escenario de ciberguerra o de ataque coordinado a infraestructuras. Imaginemos por un momento que detrás de la caída eléctrica hubiera estado un actor malicioso: ¿estarán nuestras redes preparadas para detectarlo a tiempo y responder efectivamente? Lamentablemente, muchos sistemas críticos no cuentan aún con suficientes medidas de protección y monitorización para enfrentar amenazas avanzadas.

Lo ocurrido debe interpretarse como un llamado a la acción. Incluso si el gran apagón no fue producto de un hackeo deliberado, quedó patente el nivel de disrupción que un evento así provoca en nuestra sociedad. Si mañana un grupo criminal o un país adversario decidiera atacar redes eléctricas, centros de datos gubernamentales o sistemas de transporte, los daños podrían ser igual o mayores a los vividos en este corte masivo.

Fortalecer la ciberseguridad es urgente: no podemos esperar a sufrir un ataque real para tomar medidas. Las autoridades ya lo están reiterando —en España y a nivel internacional— instando a empresas energéticas, de agua y telecomunicaciones a elevar sus defensas digitales y sus planes de resiliencia​. el apagón ibérico evidenció nuestras flaquezas, pero también nos da la oportunidad de aprender de ellas y anticiparnos a futuros riesgos.

Prevención y respuesta: el rol de una empresa de ciberseguridad

Ante amenazas de esta magnitud, contar con el apoyo de especialistas en seguridad informática marca la diferencia. Una empresa de ciberseguridad con sede en Madrid, familiarizada con el contexto local y las infraestructuras españolas, puede ayudar a prevenir, detectar y mitigar riesgos en sistemas críticos a través de múltiples frentes:

  • Evaluación y protección proactiva: realizar auditorías exhaustivas de la infraestructura digital (redes, SCADA, IoT industrial) para identificar vulnerabilidades y corregirlas antes de que sean explotadas. Esto incluye pruebas de penetración, análisis de configuraciones y actualización de sistemas obsoletos en plantas eléctricas, instalaciones de agua, centros de control de tráfico, etc.
  • Monitorización y detección temprana: desplegar sistemas de vigilancia 24/7 (SOC – Centro de Operaciones de Seguridad) que supervisen el tráfico y las señales en redes operativas y de TI. Mediante herramientas de detección de intrusiones, inteligencia artificial y alertas en tiempo real, es posible identificar patrones anómalos que indiquen un posible ataque en curso para actuar de inmediato.
  • Respuesta a incidentes y recuperación: en caso de que ocurra un incidente, los expertos en ciberseguridad proveen protocolos de respuesta rápida para contener el ataque y minimizar daños. Esto abarca desde aislar sistemas comprometidos, hasta activar planes de respaldo de energía y datos. Además, colaboran con las autoridades y equipos técnicos de la empresa afectada para restablecer operaciones críticas lo antes posible y de forma segura.
  • Concienciación y mejora continua: una buena empresa de ciberseguridad no solo aporta tecnología, sino también formación y recomendaciones estratégicas. Capacita al personal de la organización en buenas prácticas (por ejemplo, evitar abrir correos maliciosos que podrían introducir malware en la red industrial) y asesora en la implementación de marcos de seguridad reconocidos. La ciberseguridad es un proceso continuo, por lo que acompañar a las empresas en la mejora constante de sus defensas es parte fundamental del servicio.

El trabajo conjunto entre los operadores de infraestructuras críticas y los profesionales de ciberseguridad permite aumentar la resiliencia del sistema. No se trata solo de evitar apagones o caídas de servicio, sino de asegurar que, incluso si un ataque ocurre, sus efectos sean contenidos y revertidos con rapidez. La experiencia y conocimiento especializado de los equipos de seguridad ayudan a anticipar vectores de ataque que a una empresa tradicional pueden pasarle desapercibidos, creando capas de defensa adicionales que refuerzan los puntos más sensibles.

Hoy es el momento de actuar

El gran apagón que deja a millones sin luz en España y Portugal es un recordatorio contundente de nuestra dependencia de las redes digitales que sostienen la vida moderna. También es un recordatorio de lo que está en juego si no protegemos adecuadamente esas redes. La inversión en ciberseguridad ya no es opcional ni algo exclusivo del sector financiero o tecnológico: es un imperativo en todos los ámbitos, y especialmente en aquellos que mantienen el funcionamiento de un país.

Desde nuestra posición como expertos en seguridad, hacemos un llamado a la acción a todas las empresas y entidades gestoras de infraestructuras: refuercen sus defensas cibernéticas ahora, antes de que una crisis golpee. Esto implica evaluar riesgos, adoptar medidas de protección robustas y contar con aliados estratégicos en seguridad digital. Cada euro invertido en prevención puede significar ahorros multimillonarios evitando paradas operativas, daños reputacionales o incluso tragedias.

El apagón ibérico pasará a los libros de historia por su magnitud, pero esperamos que también marque un antes y un después en la forma en que afrontamos la ciberseguridad de nuestras infraestructuras.

Aprendamos de esta experiencia y actuemos con anticipación. En un mundo interconectado, la próxima amenaza puede estar a un clic de distancia; fortaleciendo hoy nuestros sistemas, garantizamos un mañana más seguro y resiliente para todos.

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Soy un emprendedor que siempre ha estado enamorado del mundo de la tecnología.

Después de acabar mis estudios de economía💸, tuve la suerte de poder seguir estudiando y llegar a ser formador de los certificados MCSE de Microsoft 👨‍🏫

Mas tarde fundé Libertia IT, una gran familia de profesionales dedicados a ayudar a empresas de cualquier tamaño a mejorar su entorno tecnológico y su postura en ciberseguridad. Descubrí el modelo Europeo de servicios gestionados, a años luz del típico «mantenimiento informático» que funciona mas como un seguro.

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